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Daniel Luque y Victorino Martín, cruce de caminos en Sevilla: "Se puede ser paleto de pueblo y paleto de ciudad"

Este Domingo de Resurrección el torero afronta en plenitud la primera de sus cuatro tardes en la Maestranza y el legendario ganadero se convierte en el pregonero de la temporada sevillana. El 3 de mayo se encontrarán frente a frente: "Sin competencia en el ruedo, la fiesta de los toros se acaba"

Daniel Luque y Victorino Martín, cruce de caminos en Sevilla: "Se puede ser paleto de pueblo y paleto de ciudad"
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Daniel Luque (Gerena 1988) y Victorino Martín (Madrid, 1961) sostienen en sus miradas la chispa del tipo listo, del zorro viejo, del guerrero curtido. Viven un momento de reconocimiento trabajado, atraviesan un esplendor que viene de antes, una madurez respetable. Saben de la exigencia de vencer y convencer tarde a tarde. De tocar fondo y remontar. De frustrarse y rebelarse. Luque afronta un reto gigante, cuatro tardes en Sevilla, sólo una menos que Morante. Aspira a instalarse definitivamente entre los grandes con su valor seco, una técnica prodigiosa, un capacidad que asombra, unánimemente admirada. Victorino lo llama maestría mientras camina por la cima de la fiesta brava con su toro inconfundible, la casta de sus bestias cárdenas, una historia legendaria. Sus caminos se cruzan en la Maestranza, escenario mayor del toreo. Sus nombres cuelgan del Domingo de Resurrección, la fecha más cotizada y codiciada del año: DL torea por la tarde su primer compromiso; VM es el pregonero de la temporada maestrante. Será el 3 de mayo cuando se encuentren frente a frente.

PREGUNTA. ¿Qué significa estar en Resurrección para vosotros?

VICTORINO MARTÍN (V.M). Es un honor y una responsabilidad ser pregonero de la temporada taurina de la Real Maestranza de Caballería. Por ahí ha pasado gente como Vargas Llosa, Pérez Reverte, Carlos Herrera. No está cualquiera en ese pregón. Da un poco de vértigo.

DANIEL LUQUE (D.L). Lo siento como un privilegio. Viene precedido de lo que he hecho en la plaza, la Puerta del Príncipe de 2024, y por tanto es una recompensa. Se suma el sentimiento de que es la plaza amo y sueño desde niño. La ilusión es máxima en esta fecha está tan señalada en los toreros.

P. ¿Cuánto pesa el escenario de Sevilla en vuestra trayectoria?

D.L. Lo es todo en mi historia. Fue una plaza que me costó muchísimo rendir y ahora es una plaza que la disfruto inmensamente cuando toreo, y eso no es fácil. Cuesta alcanzar ese punto de entendimiento ante una afición tan exigente con el peso de la responsabilidad.

V.M. A nosotros nos costó muchísimo debutar en la Maestranza. Lo hicimos en 1996. Nos habíamos presentado en Madrid 24 años antes. Debutamos en San Isidro del 72 y acumulábamos cuatro toros de vuelta al ruedo en Las Ventas. Fue trabajoso entrar en Sevilla, pero desde ese momento la gente nos acogió como suyos. Coincido con Dani en que es una plaza complicada de seducir. Una vez que lo consigues te sientes querido.

"Es un lujo matar una ganadería con tanta personalidad. Victorino se encuentra en un momento magnífico para que los toreros podamos expresarnos".

P. ¿Y qué esperáis de este encuentro vuestro en el templo del toreo?

D.L. Es un lujo matar una ganadería con tanta personalidad. Victorino se encuentra en un momento magnífico para que los toreros podamos expresarnos. El sueño es que salga ese toro especial que derrama excelencia para poder hacer la gran obra que merece Sevilla.

V.M. A Daniel lo conozco desde novillero. Siempre digo que el toreo es un camino a recorrer porque su técnica es infinita. Nunca se acaba de aprender. Hay pocos toreros que hayan llegado a un nivel de maestría dentro de la profesión. Daniel es uno de ellos. Que él mate la corrida de casa en Sevilla es una garantía. El toro es un misterio oculto que sólo los profesionales o los muy aficionados ven. De esos somos muy pocos en la plaza. Para que un toro exprese lo que lleva dentro resulta fundamental el hombre que tenga delante.

P. ¿Y por qué, con todo su virtuosismo técnico, Luque no ha sido torero de la casa Victorino?

V.M. Pues por lo encasillada que está la tauromaquia. Aquí el torero es más importante cuantos más toros le caben en la cabeza, cuantas más ganadería diferentes torea, cuantos más encastes entiende. A diferentes comportamientos, diferentes soluciones.

D.L. Totalmente de acuerdo con Victorino. A los toreros al final se les ve el verdadero fondo cuando matan todo tipo de corridas. Cada uno hasta donde se conozca. Tampoco podemos obligar a algunos a cosas que no les van a salir bien. En mi caso, me gusta. Te viene bien y le das un plus a las temporadas y al aficionado, que es lo importante. Tu ganadería está en un punto magnífico que si el torero tiene todos esos registros técnicos de los que hablas, te hace grande. Es un toro que nos respeta mucho más que otro tipo de ganaderías que en teoría llamamos buenas. O sea, porque ahí está la bravura, ahí está la entrega. Entre los registros que exige se encuentra la suavidad.

V.M. Y los vuelos, que son la base del toreo.

"Hay pocos toreros que hayan llegado a un nivel de maestría dentro de la profesión. Daniel es uno de ellos".

P. ¿No piensan que en todo esto de la apertura de encastes, siendo importante, hay mucha demagogia? Es decir, que hablar de esa pluralidad de encastes en los años 90 no es lo mismo que hacerlo ahora, casi 40 años después. De aquellas ganaderías toristas que entonces sí embestían ahora queda un producto degenerado. Y toda la tauromaquia que se desarrolla es defensiva. Tu ganadería, Victorino, formando parte de la pluralidad de encastes, está en el lado bueno de la evolución. Después de más de 100 años de selección, en la época del mejor toro de la historia desde todos los ángulos, instalarse en el discurso del toro antediluviano suena a populismo. Tu mismo toro es un toro superior incluso al de tu propio padre.

V.M. Todo evoluciona. Al toro se le exige más que nunca. Y está claro que hay demagogia. Hay ganaderos que se apuntan a tu carro. Ahora hay una oferta de ocio brutal. ¿Y qué piden los públicos? La perfección. Piden divertirse, piden que todo eso salga perfecto.

D.L. Nosotros mismos hemos evolucionado. No estamos acostumbrados a que un toro humillara de la forma que humillan ahora, ni el ritmo que aportan ni la bravura que sacan. La evolución del toreo va en paralelo a la del toro.

Coinciden Victorino y Luque en la importancia de su choque el 3 de mayo, en la fe mutua que se profesan, en las muecas pícaras y los guiños sin palabras con los que se entienden. Como en una partida de mus. Durante la sesión de fotografías de Aymá se muestran incapaces de contener el cachondeo. Pepe les pide que se miren a los ojos, y estallan en carcajadas como críos. Calada la gorrilla el ganadero, el sombrero de ala ancha el torero, pisándose el terreno, saben que en Sevilla ya no habrá risas. Siempre sobrevuela el recuerdo de Cobradiezmos, el último toro indultado en la Maestranza en 2016.

PREGUNTA. ¿Es el mismo gesto anunciarse con los victorinos en la Maestranza que en cualquiera otra plaza?

VICTORINO MARTÍN (V.M). No, por las exigencias. Los escenarios son los escenarios, imponen. Para el torero y para el ganadero, empezando por la presión. Tú haces el paseíllo en una plaza menor y siempre te está jugando la vida, pero... Y ya no sólo por el recinto en sí, que también, sino por ese ruedo inmenso para el toro. La afición de Sevilla o Madrid radiografía hasta el más pequeño detalle. Un triunfo en una u otra plaza es un trofeo mayor.

P. ¿Cómo llevas la presión de cara a Sevilla, matador?

DANIEL LUQUE (D.L). Victorino pesa mucho psicológicamente. No cambio el entrenamiento, pero sí la mente. Es un trabajo que he ido mejorando. Me machaco en lo que tengo que hacer. Que es prepararme y llegar con tranquilidad y paz interna para que luego las cosas entrenadas fluyan de modo natural.

P. ¿La paz y Daniel Luque son como el agua y el aceite o se llevan ya mejor?

D.L. (Risas). Puedo parecer un poco más picante de lo que realmente soy, un tipo tranquilo en el día a día.Pero me alegro de haber tenido esa cosa que me sale de dentro, que a la postre es lo que me ha mantenido a flote y me ha servido para tirar en los momentos más duros de mi carrera. Bajo control es lo que me hace estar viviendo lo que estoy viviendo ahora.

P. Esa cosa, llamémosle mala leche o gatos en la barriga, adornaban a las viejas figuras que, como antes usted decía, Victorino, les hacía rivalizar no sólo con más ganaderías, sino con todos los compañeros.

V.M. Era una competencia tremenda. Antiguamente, los toreros tenían más gatitos. Existía, y existe, esa competencia.

DL. Y tiene que existir más. La competencia es la base de todo. Sin competencia esto se acaba.

V.M. Lo mollar de la tarta es para unos pocos, los que están arriba, los que llevan a la gente y los que tienen nombre.

P. Adonde quiero llegar, Daniel, es que con Roca Rey no se cruza nunca después de aquel veto que se conoció por su propia boca. ¿No se miden en ninguna plaza?

D.L. De momento no, pero, insisto, la competencia es fundamental. Yo toreo con todos mis compañeros y con todo tipo de ganaderías y donde sea. El Juli a mí me demostró su categoría. El aficionado no siempre ve lo que quiere y lo que debería ser. El camino es largo.

P. ¿Se considera un torero molesto por el terreno que pisa y la capacidad que exhibe?

D.L. En la historia siempre ha habido toreros que han sido molestos, eso no es malo. Por lo que se arrimaban, por las cosas que les hacían a los toros, en definitiva por lo que apretaban y arreaban. Así que si me catalogan como molesto, bienvenido sea.

"Lo más complicado de mi carrera ha sido volver a convencer a toda la gente que creía en mí y defraudé"

P. Vuestras respectivas carreras vienen de lejos. ¿Teméis haber perdido vigor en taquilla?

V.M. Para eso sirve reinventarse. La novedad siempre es una ventaja. Pero con la veteranía también es bonito que la gente te reconozca y espere. Y además valore cuando ya has conseguido un prestigio. El desgaste existe, pero creas solera y marca. Y eso es una forma de mantenerse en primera línea.

D.L. Lo más complicado de mi carrera ha sido volver a convencer a toda la gente que creía en mí y defraudé. A todos los que pensaban que debía de estar en un sitio diferente al que ocupaba. Todos ellos están conmigo otra vez. Me lo valoro mucho personalmente. Fui capaz de poder dar ese cambio, para pasar la barrera y que el público me recuerde.

P. Hay un regreso de la gente joven a las plazas. ¿Cómo valora este dato Victorino, como presidente de la Fundación Toro de Lidia?

V.M. Con la aparición de las redes sociales y los nuevos canales, los jóvenes han hallado vías para informarse. La Plaza de Toros de Madrid ha sido muy importante por un motivo que se criticó mucho, el tema de las copas. La fiesta taurina es una celebración colectiva, entra dentro de los festejos, de las fiestas. Si al final la corrida se queda como algo muy serio, casi de oficina, se echa a la gente de las plazas.

P. ¿Tú sientes la juventud en los tendidos?

D.L. Cuando paseas una oreja en las vueltas al ruedo, lo primero que siempre ves ahora es a un niño pidiéndotela. Los niños han vuelto a jugar toro. Eso hacía muchos años que no existía.

"Urtasun es elitista y contradictorio. Él dice que su imagen es Jorge Semprún, que fue súper aficionado a los toros"

V.M. Lo saben muy bien los de Podemos, que quieren prohibir que entren los menores de 18 años a los toros y que participen en festejos también. Saben que la juventud es el futuro. Hoy el de la fiesta es mucho más halagüeño. Desde hace unos años, los jóvenes muestran un interés bárbaro.

P. ¿Esta política represiva y sectaria, que quiere imponer a la juventud el camino antitaurino, ha generado un efecto rebote? El comunismo elitista de Urtasun contra la fiesta del pueblo.

V.M. Elitista y contradictorio. Él dice que su imagen es Jorge Semprún, que fue súper aficionado a los toros y amigo de los Dominguín. Ridículo. Como decía mi padre, se puede ser paleto de pueblo y paleto de ciudad. Esas élites urbanitas ignoran demasiadas cosas. Para construir algo se necesita, como decía un presidente americano, talento, trabajo, ingenio, constancia, suerte y tiempo. Y llega un gilipollas, cualquier bobo, y te lo destruye en diez minutos. Destruir es más fácil que construir.

P. Hablando de la tolerancia y de la libertad, parémonos en la importancia de Francia, en su defensa de la tauromaquia desde el respeto a la diversidad cultural y las minorías.

D.L. Francia es ejemplar. Y, además, para mí lo ha sido todo en los años duros. Y ahora me consideran. A todo le dan categoría. El aficionado ve al torero que triunfa, al ganadero que triunfa, a los compañeros que quieren. Cuidan todo. Madruga en todo. Potencia todo.

V.M. Al ser minoría, se han hecho más fuertes en la adversidad. Es otra mentalidad, es un baluarte. Y debería de ser un espejo.